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Don Jesús Alvarado | SEGUNDA PARTE


Continuación

Trascribo a continuación un párrafo del libro: “Las Efemérides de Yuriria” de Jesús Guzmán Cíntora, antiguo cronista de esta ciudad. “En tiempos de la gripa (*) era Don Jesús quien curaba a la población doliente de Yuriria y sus rancherías, ya que no se contaba con ningún doctor ni establecimiento donde adquirir medicamentos aparte de la botica de Chucho. Este señor, que recetaba y vendía medicina, contaba con una clientela que no alcanzaba a atender” (3). Contaba mi papá (2) que cuando él era muy joven, trabajo en la botica de ayudante del Sr. Alvarado y se aprendió algunas de las formulas magistrales que él recetaba y posteriormente las que enviaba el recién llegado a Yuriria Dr. Eduardo Echeverría. La botica si mal no recuerdo se llamaba “San José”. En esos años que platicaba mi papá, alrededor de 1926, según mis cálculos, no había cantinas “decentes” en Yuriria, eran piqueras donde se emborrachaba la plebe: cargadores o mecapaleros como entonces se les llamaba, campesinos y gente sin oficio ni beneficio, por lo que los “catrines”, acudían a la botica “San José”, la única del pueblo para que Don Jesús les preparara una “carmelitana”, para curarse la tos, bebida a base de jarabe y alcohol. Con ese motivo se juntaban ahí varios “catrines” que se conocían, platicaban muy amenamente los aconteceres, noticias o rumores que había en la comarca. Algunos de ellos repetían la dosis y cuando se retiraban salían muy contentos con un caminar sinuoso e inseguro.

También preparaban “pomada del soldado” para matar ladillas, “polvos (empacados en pequeños envoltorios de papel) para la calentura” (que contenían aspirina o ácido acetilsalicílico) y “polvos de amor”, que compraban los novios ansiosos y desesperados para lograr sus insanos propósitos con las féminas atolondradas; estos polvos contenían morfina. Los purgantes de aceite de ricino se recetaban con frecuencia. No podían faltar las preparaciones para untarse en el cuerpo llamadas “friegas” y las que se introducían por el recto llamadas “lavativas”.

Se contaba del caso de un enfermo que vivía en un rancho cercano a Yuriria y que sus familiares enviaron a un muchacho para que consultara el caso con Jesús Alvarado, por lo que se traslado hasta allá y fue a la botica y explicó los síntomas que tenía el enfermo, el boticario receto una friega y una lavativa, se las dio en sendas botellas y con las instrucciones precisas. Sucedió que el tal paciente se murió, lo que causo malestar y extrañeza al Sr. Alvarado, por lo que en cuanto pudo investigó con los familiares como fue la evolución y el tratamiento del enfermo y resulto que: con la lavativa le dieron la friega y la friega se la pusieron de lavativa, con lo fregaron al señor completa y definitivamente. (2)

La casa del Sr. Alvarado se utilizaba para cerrar las festividades del “carnaval” (3), coronar a la reina y efectuar un baile de gala. Recuerdo que muchos años después en una de esas fiestas me dieron un bocadillo que yo no conocía, era la primera vez que lo veía y lo comía. Era un emparedado o sándwich como se conoce popular e indebidamente a las rebanadas de pan de caja, con mostaza y un trozo de jamón en medio.

Para finalizar trascribo del libro “Las Efemérides de Yuriria” (3) del Sr. Jesús Guzmán Cíntora (q.e.p.d.) lo siguiente: “Muy dado al baile y a la fiesta desaprovecho su racha de buena fortuna y murió pobre, abandonado en un asilo de ancianos de Celaya”. FIN. (*) Se refiere a la pandemia de la llamada “gripe o influenza española” de 1918, que causó según diversas estimaciones de la época entre 50 y 100 millones de defunciones en todo el mundo.

Referencias: (1). Calderón Guzmán Jaime Manuel. Recuerdos de mi niñez (2). Calderón Lara Manuel. Platicas a su hijo Jaime Manuel Calderón Guzmán (3). Guzmán Cíntora Jesús: “Las Efemérides de Yuriria”. Págs. 63, 68 y 119 Edición del Gobierno del Estado de Guanajuato. 1994 Primera Edición. JMCG.

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